Un día como hoy hace 10 años, viaje por primera vez a India.
Me fui en busca de respuestas, sumida en un bucle de tristeza y decepción de la que no veía salida. Sí, fui para ayudar y hacer voluntariado a los más necesitados, pero estaría mintiendo si no os dijera que la que más necesitaba ayuda era yo. Necesitaba encontrarme.
Y descubrí que más allá de a donde te escapes, la respuesta siempre está en ti, en lo más profundo de tu corazón. Y que hace falta mucho coraje para aceptarse y ver la luz que tiene uno dentro.
Que hace falta silencio y rodearse de los que más te quieren para volver a quererse.
Aprendí que la vida se va en un suspiro. Que los sueños se van volando si no los cuidas y luchas por ellos.
Pero sobre todo, aprendí a quererme.
Aprendí a que de todo se sale, de que a veces se necesita llegar al fondo, a lo más hondo, negro y profundo para hacer pie y poder coger el impulso y volver a la superficie.
Me di cuenta de que el enemigo más grande que tenemos es nuestra propia mente y las limitaciones que nos ponemos. Que sobre todo, hay que saber relativizar y ver el valor real que tienen a las cosas.
Los miedos, las culpas, el no vivir en el presente y anclarnos en el pasado o el ansía del futuro.
En esa época me hundí en lo más profundo del río, y cuando pensé que solo podría ahogarme, toque pie y salí con el mayor impulso.
Porque la vida te pone a prueba para que escojas quien quieres ser, que quieres conseguir.
Porque la vida es muy inteligente y sabe que la naturaleza humana necesita errar para aprender.
Porque Dios aprieta pero no ahoga, y siempre te pondrá retos que podrás superar.
No hace falta irse a India para crecer, afrontar y salir del pozo. Lo único que hace falta es querer abrir los ojos, sacar tus energías y reírte con la vida.
Coger aire, hundir, tocar el fondo y coger el impulso que nos llevará aún más alto.
Porque el camino hacia la verdad, hacia la magia, felicidad y amor solo está reservado para los fuertes y valientes que se superan todos los días. Aquellos que no ven obstáculos sino pruebas.
Gracias querida India, hoy cumplimos 10 años juntas. Porque desde que te conocí ya nunca más he llevado una venda en los ojos.
Me nutriste con los valores más importantes y me preparaste para poder encontrar la felicidad bajo cualquier tormenta. Que a veces es cuestión de mojarse. Y otras, solo encontrar un buen paraguas.
Me enseñaste a qué yo puedo ser la dueña de mi vida, y no solo me diste las lecciones de vida más importantes, sino que me has regalado personas, imperfectas pero auténticas, que no se rinden, con las que ir de la mano.
Familia y amigos que no solo se reirán conmigo sino que aún cuando caiga, estarán ahí siempre para ayudarme a salir del pozo.
Pero no me cansaré de decirte lo reguapa que eres. Y sabes que más por dentro que por fuera. Hay emociones y sentimientos que llegan para quedarse dentro del alma. Recuerdo como si fuera hace un rato cuando te vi por primera vez, con tu moño y tus gafas y tu energía en Kolkata.. te observaba, días antes de que cruzáramos las primeras palabras y ya llamabas la atención, o a mi me llamabas la atención. Tienes mucho que ofrecer… y tú alegria inunda y traspasa fronteras.. naciste para traspasar fronteras.. orgulloso Sina de tener un huequito en este lugar.. que es tan tu… preciosa!
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