Es cierto que no nos enseñan a abrazar el proceso. A entender que tener una racha mala y que sentirse perdido también forma parte de ser persona y estar vivo. Pero no podemos echar la culpa a los demás por no enseñarnos. Porque “querer” estar bien, relativizar y avanzar también se aprende y es responsabilidad de uno mismo.

Una vez entiendes que las luchas internas forman parte de ser humano, lo importante no serán las dudas o los pensamientos. Sino como te enfrentarás a tus miedos, a las malas creencias adquiridas, a la negatividad, a las expectativas.
¡Y es que, pensar tanto con nuestra cabeza nos hace mucho daño! Si sabemos que el verdadero sentido de la vida es ser feliz… Y que solo se consigue a través del equilibrio y paz mental. ¿Por qué nos seguimos castigando?
Está bien, aceptamos que estamos hechos de polaridades. Que nos «acompañan» ángeles y demonios. Y de que nos dominará aquello a lo que alimentemos en nuestra cabeza.
Yo me he dado cuenta de que si quiero ser feliz tengo que alimentar mi parte positiva. Porque alimentar a mi parte negativa solo me ancla, me detiene, me destruye la autoestima y dejo de creer en mí.

Que al dar el primer paso reconociendo a los verdaderos enemigos; mis pensamientos negativos. No tengo que luchar contra ellos, sino que tengo que escucharlos y simplemente analizar si ellos me harán llegar a donde quiero. Si creérmelos me harán algún bien o solo me servirán para auto-sabotearme. Si me harán mejor persona, y me ayudarán a a afrontar la vida como quiere mi ser realmente.
Otro de los problemas es que ya no sabemos estar en silencio. Coger un papel y escribir nuestros miedos, nuestras inquietudes. Preferimos irnos de copas, distraernos, sumergirnos en el estrés del trabajo. Porque en teoría es eso lo que nos hace felices, pero en realidad, solo es ir con el piloto automático. Son solo alfombras que nos sirven para seguir enterrando una vez más todo y no afrontar nuestros miedos. Y es por ello, que nunca estamos satisfechos.

Pero es que para luchar hace falta humildad, y mucho coraje. Hace falta dejar el ego, abrir la cabeza y sentir con el corazón. Y eso es algo que no solo no hemos aprendido, sino que ya casi no encontramos en esta sociedad.

Por todo esto y más, hoy quiero deshacerme de toda mi negatividad. Y admito que mi mente me engaña y me sabotea muchas veces. Y que una vez en calma me doy cuenta de que las cosas ni son lo que parecen, ni parecían lo que realmente son.
Hoy voy a permitirme confiar en mí misma, en mi esencia y mi corazón, porque son los que no me engañan.

Voy a fluir, a tener fe y coraje.
Y voy a recordar que no soy lo que gano o el material que acumulo.
Reconozco que soy aquello que dejo en el corazón de los demás.
Que soy la sonrisa y el brillo en los ojos que despierto de los que tengo a mi lado.
Que soy magia.
Que soy también de quien me hace sonreír desde el alma.
Que soy de los que me quieren y aceptan como soy.
De los que estarán conmigo también cuando se apaguen los focos.
De los que me ayudan a recomponer mis trozos cuando necesito ayuda.
¡Que soy vida, presente y futuro!
Que mi pasado y mis errores no me condicionan, sino que son maestros y me empujan a lo que realmente quiero.
Hoy me doy cuenta de que tocar fondo es de valientes. Y que los cobardes ni siquiera se atreven a mojarse los pies. No viven intensamente.
Pero sobre todo, hoy me permito ser la dueña de mi destino.
Así que, hoy me digo a mí misma… Aléjate de los que se escudan en excusas para no perseguir sus sueños.

Huye de los que no quieren mejorar o evolucionar como personas.
De los que no se hacen responsables de sus propios actos.
Vete de los que no quieren abrazar sus demonios.
De los que prefieren ocultarlos y no conocerse.
Huye de los cómodos, porque ellos nunca encontraran el momento perfecto para superarlos. Vivirán en un limbo de aparente felicidad donde lo único real que sienten son remordimientos.
Aléjate de esas personas que no cogen la vida por los cuernos.
De los cobardes, que aun sabiendo el camino que les marca su corazón, no se arriesgan ni asumen.
Corre de los perdidos que solo siguen la corriente.
Ten el coraje y la fuerza de alejarte de los que no vibren en tu frecuencia.
De los negativos y de los que se rinden.
De los que no se valoran, ni te valoran.
De los que solo se mueven para saciar su ego.
Aléjate de los ciegos que no quieren sentir con el corazón.
Y algo que me siempre me queda pendiente por aprender, por más que quieras no intentes cambiarlos, porque solo ellos pueden ser sus propios héroes. Ellos son los que tienen la llave pero deben querer abrir la puerta. Solo ellos podrán decidir si querrán ser felices o no.

Porque la felicidad es más simple que todos ellos. Aunque no solo hay que quererla, sino lucharla sin excusas ni peros.
Acércate a los generosos y humildes de corazón. Porque, además, ¡a los negativos y con mucho ego siempre les darás miedo! Y tu no estás para miedos princesa.
Y ahora, te lo digo a ti, mi lector, espero que este texto te haya servido para darte cuenta de lo que vales y de que tú también puedes fluir. Para que cojas las fuerzas que necesites y sepas que no estás solo. Porque todos atravesamos difíciles momentos.
Pero por hoy, siéntete libre y completo para volar y querer abrazar con tus alas a aquellos que amas y te aman.

Siéntete libre y afortunado de haber sido valiente.
De haber aprendido.
De no haberte quedado con el remordimiento de no haber luchado hasta el final.
De haber amado con todo tu corazón.
Pero, sobre todo, siéntete orgulloso de no haberte dejado arrastrar por tu propia mente. Porque al no hacerlo, ahora ya has conseguido la llave que abre una de las puertas más importantes de tu vida; y serás invencible, IMPARABLE para siempre.
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